El corazón
Amar a Jesús con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.
Para amarlo se necesita un corazón lleno de amor, un corazón en el que habita la calma, la autenticidad, el silencio. Nuestra primera tarea es el corazón, cuidarlo, escucharlo, amarlo. Amarnos para poder dar amor, esa es la revolución.
Dios se manifiesta en los corazones sencillos que le buscan con sinceridad. Estar abiertos a la vida, ser honestos con lo que hay en nuestro corazón nos permitirá acercarnos a los demás y compartir la vida.
No tengas miedo de mostrarte tal cual eres, porque eso te hará grande.
No tengas miedo de los momentos de silencio, de soledad porque podrás escuchar tu corazón, encontrarte contigo y con Dios y eso te hará fuerte.
No tengas miedo de ser fiel a tu corazón porque eso te acercará a los demás y te hará feliz.
Mc 12, 28-30
Rom 8, 35-39